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lunes, 2 de mayo de 2016

Méndez de Vigo cambia también la reválida de la ESO de Wert

Méndez de Vigo cambia también la reválida de la ESO de Wert

El ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, ha cambiado también la reválida de 4º de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) que diseñó su predecesor, José Ignacio Wert, cuando el PP gobernaba con mayoría absoluta. La evaluación final que todos los alumnos de España de entre 15 y 16 años tendrán que realizar a partir del año que viene ha sufrido modificaciones de calado en los últimos meses, al igual que lo ha hecho la prueba de 2º de Bachillerato, que, al final, será muy parecida la actual Prueba de Acceso a la Universidad (PAU).
Los borradores del proyecto de real decreto y de la orden ministerial que regulan ambas reválidas, a los que ha tenido acceso EL MUNDO, confirman lo que ya apuntó Méndez de Vigo la semana pasada para la prueba de Bachillerato: con la de la ESO tampoco se hará el mismo examen el mismo día en toda España, como estaba previsto inicialmente.
Si se compara la versión anterior -colgada en la web del Ministerio con fecha de marzo de 2015- con la actual, se observa que el reparto competencial ha cambiado: ahora tienen más peso las comunidades autónomas y menos el Estado. De este modo, han desaparecido frases clave, como la que decía que «las pruebas serán confeccionadas por el Ministerio de Educación» y «la aplicación corresponde» a las comunidades autónomas o la que señalaba que «el Ministerio fijará en cada convocatoria las fechas, características y condiciones de aplicación y corrección de la evaluación». O incluso la que indicaba que «la prueba se aplicará de forma simultánea en todo el sistema educativo español».
Ahora serán lo gobiernos autonómicos los que se encargarán de poner la fecha, determinar el lugar y establecer la «realización material» de las evaluaciones, lo que implica, sobre todo, que redacten las preguntas, pero también que elaboren guías de codificación y corrección, se coordinen con los institutos y universidades, designen los tribunales y los profesores externos que las corrigen y resuelvan todas las reclamaciones.
Se crea, eso sí, una figura nueva que no aparecía en el antiguo borrador: una «comisión central» formada por representantes del Gobierno (las autonomías y los rectores están invitados, pero no tienen voto) que cada año propone el «diseño» y los «contenidos» de las pruebas.
Las pruebas pierden, de este modo, parte de su carácter centralista y uniformizador, aunque, según algunas voces de la comunidad educativa, siguen siendo «demasiado intervencionistas». Por ejemplo, «entran mucho en detalle» a la hora de definir cómo serán las preguntas.

Se reduce el número de preguntas

Los borradores establecen que los alumnos de 4º de la ESO se examinen de cuatro asignaturas troncales (Geografía e Historia, Lengua, Matemáticas y Lengua Extranjera), más dos materias de opción del bloque de las troncales, más una materia específica.Es decir, siete en total.
En 2º de Bachillerato serán ocho asignaturas: cinco troncales (Filosofía, Lengua, Historia de España, Lengua Extranjera y, según lo que haya cursado el alumno, Matemáticas, Latín o Arte) más dos materias de opción, más una específica.
La nueva versión añade que cada una de las pruebas tendrá una duración de 60 minutos en la ESO y de 90 minutos en Bachillerato, con descansos mínimos entre sesión y sesión de «15 minutos» en el primer caso y de «20 minutos» en el segundo. Las evaluaciones tendrán «una duración de un máximo de cuatro días», aunque las autonomías con lengua cooficial podrán tardar «cinco días».
También concreta que «cada una de las pruebas comprenderá un número máximo de 15 preguntas», lo que implica que se reduce de forma considerable la duración respecto a lo previsto por Wert.
El decreto anterior contemplaba el triple de preguntas -un máximo de 350- y, además, preveía que fueran todas de tipo test, salvo las de expresión oral y escrita. Ahora, aunque se permite el uso de este formato, habrá preguntas abiertas y semiabiertas «que requerirán del alumnado capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez» y que deberán resultar «atractivas y motivadoras, cuidando las imágenes, tablas y gráficos empleados y otras características formales».

Los ránkings

Hay más cambios, en relación a los polémicos ránkings, que tan poco le gustan a la comunidad educativa. La nueva orden ministerial refleja que «los resultados de las evaluaciones finales de la ESO y Bachillerato serán puestos en conocimiento de la comunidad educativa del propio centro, sin que puedan utilizarse en ningún caso para la elaboración de clasificaciones de centros docentes, mediante indicadores comunes, sin identificación de datos de carácter personal y previa consideración de los factores socioeconómicos y socioculturales del contexto».
Además, las comunidades autónomas «elaborarán un informe de los resultados promedio de cada uno de los centros» que facilitarán al instituto o colegio mediante «resultados contextualizados en relación con el Índice Socioeconómico y Cultural (ISEC) para permitir la comparabilidad de centros de ISEC similar y siempre garantizando el anonimato de los mismos».
Esto significa que, aunque los ránkings no podrán hacerse públicos, cada autonomía guardará toda la información y cada centro tendrá los datos de cómo se sitúa en relación a la media de su comunidad autónoma, en la línea de lo que se hace en Galicia.
Otra novedad es que las pruebas irán acompañadas de«cuestionarios» con información sobre las condiciones socioeconómicas y culturales de contexto de los centros educativos. Estos cuestionarios, que serán «anónimos» y que son como los que se van a utilizar en las evaluaciones de 6º de Primaria, permitirán que se tengan en cuenta las dificultades de institutos que parten de peores puntos de partida.

Si el alumno no aprueba, no puede seguir estudiando

Se mantiene respecto a la versión anterior que, si los alumnos no aprueban las reválidas de la ESO y Bachillerato, no pueden obtener el título ni seguir estudiando (aunque esto será a partir de 2018, porque en 2017 son todavía pruebas piloto sin efectos académicos). También sigue igual que lo previsto por Wert que a la evaluación de la ESO los alumnos se pueden presentar con un máximo de dos asignaturas suspendidas si no son, a la vez, Lengua y Matemáticas.
La de Bachillerato, por el contrario, el estudiante tendrá que hacerla con todo aprobado.
Los nuevos borradores serán debatidos el día 13 por el ministro en funciones y los consejeros autonómicos en la Conferencia Sectorial de Educación. Lo hacen en un momento delicado, porque hasta ocho comunidades (País Vasco, Navarra, Canarias, Castilla-La Mancha,Aragón,Extremadura, Cantabria y Cataluña) han anunciado que no van a realizar las evaluaciones de 6º de Primaria de la forma en que dice la Lomce.
Cataluña ha dicho que mantendrá su propia prueba, la que hace todos los años, y ésta comienza pasado mañana. En los próximos días se verá si las autonomías rebeldes llevan a cabo su anunciada insumisión o se pliegan ante los cambios realizados por Méndez de Vigo, que argumenta que el «interés público» y la «urgencia» le llevan a aprobar este real decreto a pesar de situación de interinidad.
El borrador argumenta que las autonomías, los centros, los directores y los profesores deben conocer «con antelación suficiente» los cambio que implican estas reválidas «para poder organizar adecuadamente» la programación del curso escolar, que comienza el próximo mes de septiembre.
Los contenidos de este decreto, sin embargo, podrían quedarse en nada después de las elecciones. El PSOE ha dicho que derogará la Lomce y todo lo que ella conlleva si gobierna, algo en lo que están de acuerdo Podemos e Izquierda Unida, aunque no Ciudadanos, que es partidario de establecer modificaciones puntuales.

 http://www.elmundo.es/sociedad/2016/05/02/5727298846163f065a8b462f.html

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