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domingo, 23 de abril de 2017

Los franceses acuden a las urnas indecisos y sin ilusión

Los franceses acuden a las urnas indecisos y sin ilusión

En Francia, este esperado domingo 23 de abril se vive aún con incertidumbre. A pie de urna, donde a las 17h ya había votado el 69.42% de los electores (un dato algo más bajo pero similar al de las anteriores elecciones a esta hora, de 70,59%) pocos parecen convencidos de su decisión: ni los que han depositado su papeleta, ni los que aprovechan los últimos minutos de reflexión. Los que sí lo han hecho con una sonrisa en la cara han sido los 11 candidatos, en sus respectivos feudos, como también el presidente François Hollande, en Tulle, localidad en la que fue alcalde, convencido de su elección: ¿habrá sido Hamon o Macron?
Michel y Odile leen el periódico en un banco en la plaza del ayuntamiento de Saint-Mandé, una de las ciudades más ricas del país, situada en la periferia parisina. Cabizbajos, ambos parecen esperar una señal divina para pronunciarse en unos comicios "dignos del chovinismo francés", que han sido como "una mala obra de teatro", dice él. Este vecino de 63 años, a punto de jubilarse, recuerda que en las elecciones presidenciales, los franceses suelen decantarse por una personalidad, pero en esta ocasión "ha sido difícil encontrar un vínculo entre la persona y las ideas", lamenta.
Saint-Mandé, gobernada por Los Republicanos, fue golpeada en 2015 por el ataque terrorista a un supermercado judío en el que murieron cinco personas, un par días después de la matanza en la redacción de Charlie Hebdo. Patrick Beaudouin alcalde desde 1995 de esta localidad de cerca de 23.000 habitantes, ha enviado una carta a los vecinos compartiendo su voto por François Fillon y sugiriendo a sus ciudadanos que sigan sus pasos.
"Me parece increíble que el alcalde nos incite a votar a su candidato, después de todos los escándalos", dice Anik, de 45 años. Ella describe una campaña "nauseabunda", manchada por el Penelopegate y el terrorismo. Ella ha votado a Emmanuel Macron porque cree que es el único que puede "defender el país de los extremismos", por su carisma y por su intención de seguir en el actual proyecto europeo.

El voto escondido de Fillon

Entre Macron y Fillon se debaten precisamente Michel y Odile. Odile votó a Hollande en 2012 y en esta ocasión quería votar por Alain Juppé, el conservador que perdió contra Fillon en las primarias del partido. Después aceptó el fracaso y se unió a las filas del vencedor, hasta que saltó la noticia que mantiene al conservador como tercero en los sondeos. Fillon podría dar la sorpresa pues durante estos meses muchos de sus votantes han podido esconder sus preferencias públicamente para ahorrarse las discusiones o el embarazo de asumir la falta de honestidad del que fuera primer ministro de Nicolas Sarkozy.
"Mi generación está decepcionada porque desde los años 70 hemos votado por todos, lo hemos intentado todo, y vemos que las respuestas políticas no llegan. No son capaces de hacer lo que prometen en sus programas", dice Michel que parece más inclinado a votar a Fillon porque es "demasiado pronto para Macron". "Macron es el Rastignac de Balzac, brillante pero su ascenso ha sido oportunista. Hay problemas muy importantes que resolver en el país y no sé si él tiene la experiencia para serlo. Sin duda será uno de los próximos presidentes del país, pero quizás no todavía".
También para esta generación, el regreso de la religión al debate público es un fracaso republicano. El ayuntamiento ha colgado en su balcón un cartel de apoyo a los cristianos de oriente, junto al lema oficial de la República: 'Liberté, Égalité, Fraternité'. "Ahora sólo falta que inscriban en el lema también 'religión'", ironiza Michel. Para Antoine también es un mal signo, "una pancarta que corresponde al ayuntamiento colgar", y que le sorprende en paralelo a la "islamización" de ciertos barrios. Para él, el terrorismo no ha marcado mucho los espíritus de esta ciudad, pero sí ha convencido a los votantes de derecha en su ya tradicional voto, a pesar de los escándalos o del matiz católico que ha adquirido la campaña de Fillon.
Si Claire, profesora de 40 años, no votará en esta primera vuelta por Macron es porque no soporta su personalidad. "Ya no lo puedo ni ver, soy alérgica". "Enfadada" con la situación política del país y desde luego poco preocupada por el voto útil en una campaña que califica de "lamentable", ha votado a uno de los candidatos marginales Philippe Poutou y en la segunda vuelta lo hará contra Fillon o Marine Le Pen. Otra vecina, Elsa, votante de Jean-Luc Mélenchon, asegura que en una segunda vuelta entre la derecha y la extrema derecha votaría en blanco.
Si Mélenchon, otro de los favoritos, no pasa a la segunda vuelta, será interesante conocer sus resultados (una posible tercera posición sobre Fillon sería ya un récord para su Francia Insumisa), pero también el de los seis pequeños candidatos (François Asselineau, Nathalie Arthaud, Jacques Cheminade, Nicolas Dupont-
Aignan, Jean Lassalle y Philippe Poutou), que comerán del plato de electores de los favoritos, como Dupont-Aignan, con un público cercano al de Fillon, que podría llevarse el 4% que, según los sondeos, a su contrincante le faltaría para pasar a una segunda vuelta.
  1.  http://www.elmundo.es/internacional/2017/04/23/58fca55b22601d3c2d8b463e.html

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